Un blog que disfruto entre carnavales de pensamientos sentado a la orilla de un río de historias revueltas llamado mundo, agitando venturoso la pluma de pescar que llevo dentro, para hilvanar, mágicamente y con decoro, las palabras extraviadas que van a la deriva.

NO OLVIDES TU OPINIÓN

domingo, 14 de mayo de 2017

Poema

Para la ocasión del mes de las madres

hay una figura que está oculta detrás del ser que amamos y que algún día reemplazarán

Emancipado en tu recuerdo, abuela,
acorazado de distancias eternas y ausencias perpetuas,
me llega desde lo hondo de un corazón diminuto,
cantidad de cosas vividas que me acechan.

En él, cabe todo lo que no te imaginas,
pero cabe más en el cielo en que te encuentras.

Voy mirando hacia el pasado oculto
perdido en mi memoria necia;
solo advierto demasiado lejano, tan lejano,
tu esbelta forma y tus manos en la huerta.

Esa energía única que a todo entusiasmaba,
que acariciaba el pan horneado, las tartas,
que plasmaba tus manos en el humo de la hoguera;
esa sonrisa viva robada entre los labios
tatuados de suspiros de viento y de tristezas.

Ese manjar de historias galopando
en un cerebro prodigioso. Un centenar de reliquias,
grabadas en la piel reseca
que el tiempo consumió, como una hoguera.

Y te observo en el pasado oculto,
halagando al mundo con tu infinita nobleza;
rociando con amor un puñado de anturios negros,
mimando con tierra abonada en una cesta.

Y te observo tan humilde, tan fuerte,
tan hecha de barro milagroso cocido
con las manos de Dios. Tan única y serena,
tan fatigada con los años vividos que el tiempo,
como esponja, absorbe y luego aqueja.

Tan sumisa y agraciada con Dios,
tan tímida, y legendaria, y buena.
Una sombra con vida agazapada
entre montones de párvulos oliendo a tierra.

Una esperanza colmada de misiones;
un sueño despierto que no cesa
de soñar y soñar, que sus sueños, algún día,
brotarán como semillas de besos,
esparciendo amor para aliviar las penas.

Se agotan los recuerdos… Voy herido,
con la angustia de un morir que desalienta,
recordando como un último suspiro,
aquel beso arrugado que me dieras.

No te apenes abuela. Ya no sufras,
que hoy habrá, para tu amor, fragancias nuevas.

Se quedó tu alma, vacía de tristezas amargas,
se despojó del amor impuro, aquel que peca;
se quitó la piel desabrida por los años,
los huesos agobiados de cansancio y de molestias;
la fatiga del dolor, la agonía de la muerte,
aquella enfermedad absurda y necia;
se quitó el agobio de una felicidad extraña
cuando el alma se multiplica y envenena.

Hoy…
Vas alegre y desnuda solo con tu risa,
porque en el cielo,
las demás cosas triviales, no se aceptan.

Ve con Dios, quédate con Dios,
Si, aquel Dios humilde que a tu alma favorezca,
que la invite a danzar entre su música,
y que cada noche,
te bese con su aroma floral
de eterna primavera.

Yo, acá, en la vida desabrida,
sin ese sabor de amor que tú le dieras,
tendré una vida distinta y una risa opaca, mientras,
al lado de tu Dios de tantos años…
por mí rezas. 

Yuván de J. Z. V.

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